Dorys Humphrey, su
perspectiva del movimiento
Una oscilación motriz apenas visible comienza a mover el
cuerpo de su posición erguida inicial. Gradualmente, como un flujo de energía
de intensidad creciente, aumenta la oscilación en el interior de las fibras
musculares impulsando el cuerpo hacia un punto desconocido el cual parece
esforzarse en mantener el equilibrio. Pero la intensidad crece, la energía
motriz aumenta y el cuerpo adquiere velocidad, alejándose de su eje de
equilibrio, su movimiento crea un arco, una trayectoria, dominada por la fuerza
de gravedad. La tensión sale precipitadamente, hasta el punto en el que el
cuerpo cae imprevistamente en la inmovilidad: el pasaje de la inactividad a la
destrucción se ha completado.
En esta dialéctica de fuerzas contrapuestas, la instintiva
voluntad de conservación correspondiente al mantenimiento del eje de equilibrio
y la fuerza de atracción hacia lo desconocido, o sea, hacia aquel punto muerto
al cual tiende la caída, se han encontrado el uno con la otra, del mismo modo
que el instinto de supervivencia del hombre choca contra el urgente estimulo
hacia lo desconocido, la aventura.
Bibliografía: Benliboglio, Leonela. La Danza Contemporánea, I
Manual Longanesi & C. Iviilano. 1982
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